miércoles, 9 de noviembre de 2011

asertividad

En el medio en que vivimos, la asertividad se constituye en una alternativa y herramienta destacable para comunicarnos de una manera más funcional ejercitando la negociación como mecanismo de solución de los problemas. Si observamos nuestra cotidianidad, podemos determinar  un sinnúmero de  conflictos mal resueltos, debido a la falta de habilidad e incapacidad de las personas para comunicarse de una manera efectiva.  Por lo cual mediante este escrito pretendo exponer algunas razones referentes a la importancia de la asertividad como mecanismo de fortalecimiento de las relaciones interpersonales, 
por supuesto para mantener una sólida  convivencia en el entorno familiar  y social, e igualmente  una ayuda en la formación integral de los niños, jóvenes y adultos  con la perspectiva de construir una sociedad más justa, participativa y solidaria.


En primer término, es preciso aclarar el significado e implicaciones de la asertividad, entendiéndola como la capacidad para expresar de forma sincera, abierta, clara,  directa pero a la vez respetuosa, lo que queremos, pensamos y sentimos sin agredir  a los demás. También dentro de esta conceptualización se incluye la posibilidad de defender nuestros derechos y atender nuestras necesidades con seguridad, con firmeza, bajo los parámetros ya mencionados. La asertividad se puede también catalogar como el punto intermedio entre dos conductas polares: la agresividad y la pasividad.


Cuando actuamos de forma agresiva tendemos a no respetar los límites del otro y a tratar de imponerles nuestras ideas, necesidades, nuestro estilo de vida, desatendiendo a los derechos que el otro tiene. Por el contrario, cuando actuamos de forma pasiva dejamos que los demás impongan sus criterios, pisoteen y desconozcan nuestros derechos, sin defender nuestros límites, evitando el riesgo de expresar nuestras diferencias, entonces nos veremos en una actitud sumisa y resignada que afecta nuestros intereses.  Por consiguiente en ninguna de las dos circunstancias, no se puede establecer una relación recíproca, lo cual produce desequilibrio en dicha relación y consecuentemente nos afectará el desarrollo personal  y desempeño social.


Por tanto la comunicación asertiva juega un papel crucial para la generación de relaciones más sanas entre las personas, pues da la posibilidad de establecer ecuanimidad, respeto, comprensión y un apropiado intercambio de emociones, sentimientos, ideas en la interrelación social.

Una persona asertiva tiene la capacidad de reconocer sus derechos y puede hacerlos valer sin recurrir a la violencia, sino que lo hace de una manera justa y firme, lo cual le facilita disponer de una gran capacidad para establecer límites claros y reconocer los límites de las demás personas sin transgredirlos.


La comunicación asertiva está directamente relacionada con la autoestima  y la capacidad de asumir responsabilidad consigo mismo y con los demás. Tanto la autoestima como la habilidad de ser asertivos dependen en gran parte de cómo hemos sido tratados en el transcurrir de nuestra vida y de las experiencias vividas. Para lograr esta habilidad comunicativa es preciso disponer de un adecuado nivel de autoestima, como lo planteo en el párrafo anterior, se requiere de seguridad personal conjuntamente con otros elementos implícitos en la autoestima: autoconocimiento, confianza en sí mismo, autocontrol para poder desarrollar la habilidad asertiva. 


De acuerdo con estos parámetros y según un artículo del libro, “Aprendiendo a relacionarse asertivamente” dice que las personas asertivas conocen sus propios derechos y los defienden, respetan a los demás, hablan con seguridad y sin muletillas, manejan un contacto ocular directo, viven relajados y utilizan una postura cómoda, dentro de lo cual veo reflejada la utilidad de la asertividad en la sociedad, pues en mi concepto la persona asertiva expresa libremente sus sentimientos, se defiende sin causar ningún perjuicio a la sociedad,   son honestos y se destacan por su capacidad de relacionarse y de hablar de sus gustos e intereses.


El doctor José García Higuera, en el artículo publicado en la página “Psicoterapeutas”, señala algunas condiciones básicas en la negociación asertiva, dice que es importante preparar lo que se quiere decir y negociar, de lo contrario, las emociones que surgen en el contacto pueden hacernos perder de vista lo que realmente queremos. Lo importante no es quedar bien o que nos den la razón, pero esto a veces se interpone entre lo que realmente queríamos cuando hablamos de conductas de otros, es necesario de hablar de los hechos concretos y evitar juicios, si nos dedicamos a juzgar si la otra persona ha tenido buena o mala intensión, perdemos de vista lo que realmente ha ocurrido y resultamos en un terreno que desconocemos y rompe la comunicación. 


Al respecto es preciso preguntarse ¿ de qué manera las relaciones asertivas cuidan de sí mismo y de los demás? Pues es indiscutible que teniendo buena comunicación facilita establecer relaciones más sanas, más consistentes, con lo que cada persona garantiza el éxito como ser social, fortalece su autoimagen y al ganar en el terreno de la amistad, le favorece su desarrollo y protección.


Conjuntamente con la capacidad de comunicarnos y expresar lo que sentimos, está la capacidad de escuchar.   Hay quienes dan su opinión sin tener en cuenta el  punto de vista de los demás.  En este caso creo que se puede romper la comunicación y la motivación por interrelacionarse con su interlocutor, si consideramos que a todos nos gusta ser escuchados,  no ser menospreciados y que se nos permita expresar nuestras ideas, inconformidades. En el arte de comunicar, sin lugar a dudas, el saber escuchar es un elemento esencial para lograr una mejor comprensión.


No obstante lo que observamos en la actualidad,, de acuerdo con lo que se manifiesta en el texto Aprendiendo a comunicarnos asertivamente- “es difícil encontrar entornos que promuevan la asertividad.   Es más frecuente encontrar que en las principales  instituciones sociales como lo son la familia, la religión los centro educativos, las empresas, tienden a fomentar la obediencia ciega, la sumisión o sometimiento de las personas a la voluntad arbitraria de quienes están en las escalas más altas, o que se consideran superiores o con privilegios sobre los demás”.   podemos evidenciar en la cotidianidad que nos encontramos con diversos factores que obstaculizan una comunicación asertiva.


A diario nos encontramos con personas que difícilmente pueden expresar sus necesidades, defender sus posiciones, defender sus derechos o expresar sus sentimientos y opiniones bien sea por temor, falta de seguridad y optan por callar o manifestar sus inquietudes mediante mensajes indirectos, sátiras, críticas destructivas e incluso hay quienes acuden a los comentarios mal intencionados o al popular “chisme”, como medio de manifestar sus inconformidades.  Otros quienes también carecen de esta habilidad comunicativa,  optan por ser autoritarios, no aceptan contrariedades, tratan de imponer a la fuerza su posición y conseguir sus propósitos.


Lo anterior en gran parte se debe a que durante nuestra vida mediante el aprendizaje adquirido en la familia, la escuela, los medios de comunicación, en la sociedad, nos preparan principalmente para asumir una actitud defensiva y/o ofensiva, según sea el caso,  pero poco se resalta la prioridad de prepararnos para comunicarnos efectivamente.  Desde nuestro hogares, los padres y demás familiares, quienes son los primeros formadores de los niños, con frecuencia se trasmiten mensajes y se dan ejemplos equívocos en cuanto a la forma de manifestarse ante los demás.  
 
En el texto “cuatro amores” escrito por Gonzalo Gallo González afirma que muchos padres de familia, viven en conflictos con sus hijos tratar como niños a personas ya adultas, y también expresa que en hogar habría más armonía si se dejara decidir a los hijos, aún con el riesgo de posibles equivocaciones.


Analizando muy bien el punto de vista que nos refiere el autor, podríamos afirmar que si en nuestras familias nos comunicáramos de manera asertiva, nuestros hijos tendrían un voto de confianza, dialogarían y expresarían con respeto. Dicha comunicación hace que los hijos escuchen con mayor interés la información que se les brinda y así lograremos que se sientan apreciados, valorados, escuchados y tenidos en cuenta ante cualquier opinión, para lograr que ellos puedan sentirse satisfechos consigo mismos, y poder ver su autoestima reflejada en sus comportamientos y actitudes.


Razones por las cuales me atrevo a afirmar que la capacidad de comunicarnos asertivamente influye en el desarrollo personal y en el desempeño social de todas las personas, a la vez que es necesario que dentro del proceso de crianza y educación, se refuerce esta habilidad, partiendo de la formación brindada en el hogar y complementada en educación que desde las instituciones educativas se ofrezca a los niños, adolescentes, jóvenes e inclusive a los mismos padres de familia.
                        

No se puede desconocer que esta habilidad para comunicarnos asertivamente, implica un proceso que demanda de cada persona una gran iniciativa y mucho trabajo, más aún porque nuestra forma habitual de comunicarnos está contaminada por algunos de los vicios ya referidos. Requiere un entrenamiento y una práctica constante para generar nuevas actitudes, conductas y expresiones que le permitan a la persona ser más efectivo a la hora de comunicarse e interactuar .


 Por eso es importante que cuando decidamos cambiar o mejorar hacia una comunicación más abierta, es aconsejable establecer un tiempo de prueba, puede ser, un día, una semana, el tiempo que sea necesario de tal manera que terminado el cual, estemos en capacidad de valorar si funciona o no y si debemos modificar algo. Tengamos en cuenta que los padres tenemos hábitos de conducta muy arraigados y para cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y mucha paciencia con nosotros mismos.


En síntesis podemos afirmar que la comunicación asertiva es un arte  de vivir bien comunicados, aunque todas las personas estamos en la posibilidad de desarrollarla, es evidente que unas son más habilidades para expresarse debidamente y a otros les cuesta en mayor proporción lograr este propósito. Como todo arte la comunicación implica dedicación y ser demostrado. Igualmente, en conclusión podemos afirmar que la asertividad contribuye al fortalecimiento de nuestro desempeño social, y por tanto a mejor la forma y calidad  en relaciones familiares, en las relaciones sociales, en otras palabras para mejorar la convivencia  entre los seres humanos.


A manera de concejo me gustaría plantear, que si hasta el día de hoy no hemos sido un modelo ejemplar de comunicación, no bajemos la guardia e intentémoslo una y otra vez porque recordemos que todos tenemos errores y fallas, hasta lograr mejorar evidentemente nuestras relaciones con una mejor calidad de vida para nosotros y para quienes se comunican con nosotros.